Sí a las ideas y propuestas, no a los golpes bajos, por Dante

Hay quienes todavía siguen creyendo en la premisa de que “la mejor defensa es el ataque”, sin embargo lo que siempre imperó en el mundo de la política es el debate de ideas o de propuestas, nada de golpes bajos pues finalmente terminas victimizando al objeto de los ataques; no obstante, muchos o pocos obstinadamente apelan a los insultos a la difamación para tratar de menoscabar a alguien a quien consideran enemigos, tal vez convencidos de un revés acuden a la estrategia de calumniar o decir medias verdades bajo la nefasta frase “miente, miente que algo queda”.

Lamentablemente de un tiempo a esta parte, protagonistas de la política local o resentidos sociales hacen uso de estos métodos vedados para atacar a candidatos con quienes no están de acuerdo y sin importarles nada se lanzan con todo, sin considerar que muchas veces los ataques se convierten en bumerán, regresan de donde salieron. Ello resulta lamentable porque la política local no debe llegar a extremos en lo que se refiere a morbosas críticas, por el contrario, se debe enmarcar en la cultura del buen vecino, en el respeto por los demás y criticar sin que las palabras denoten odio irracional con ataques hepáticos que en lugar de afectar a la presunta víctima genera problemas emocionales y físicos entre quienes lo practican. Las próximas elecciones municipales y regionales debiera despertar el interés de todos por escuchar propuestas y no mezquindades; De otro lado, la madurez debiera ser el principal ingrediente que acompañe a los políticos y a los propios comentaristas, puesto que Huaral solo requiere de un voto bien informado y ello depende exclusivamente de lo propios candidatos y de una prensa que critique con toda libertad, pero con respeto… se puede ser incisivo sin llegar al insulto, se puede ser enérgico sin llegar al odio. No caigamos en la mezquindad de quienes se enervan por el logro del que está en la vereda de enfrente.

Los candidatos provinciales y distritales deben ser los primeros en guardar compostura en sus acciones y en las forma de decir las cosas o exponer sus propuestas, dejemos que sean los electores quienes juzguen y decidan por quién votar, en otras palabras dejemos que sean las anáforas quienes hablen al final de la jornada electoral y todos recordemos que detrás de cada candidato hay una familia a quienes se debe respetar… claro que en el marco de la libertad a la que tenemos derecho cada cual puede elegir el camino que prefiere, al fin y al cabo no podemos erigirnos jueces de nadie porque solo Dios y el tiempo se encargara de juzgarnos con propiedad.

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