Hugo Neira sobre el APRA, Haya de la Torre y la inscripción del partido aprista en el JNE

No apto para antiapristas :

Aunque esté lejos del Perú, me alegra la noticia que recibo de Lima: la inscripción definitiva del partido aprista ante el Jurado Nacional de Elecciones. El partido político histórico, el APRA, no forma parte de esos partidos que no quieren competir con otros, como pasa con los herederos de Lenin y ahora, en la Venezuela de Maduro, que no quiere irse.

Conviene, me parece, dar un par de ideas personales respecto del partido. Y en apuro.

-Yo que ellos, no buscaría un político filósofo. Haya tuvo no solo una visión del Perú sino del continente latinoamericano. Fundó el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) en México. Es un pensador de esos que aparecen cada 500 o mil años. Haya había conocido la revolución de México, viajado a toda la Europa de esa época. Hemos tenido en Haya uno de los grandes pensadores de la historia política: 1- Conoció el marxismo para refutarlo, recordaba siempre el fracaso en la URSS. 2- No deseaba países socialistas con autoritarismo. Todo lo contrario, era demócrata. 3- Siempre estudió otros desarrollos en otros continentes. 4- Es un Moisés que enseñó a ser libres y a la vez desarrollados en sociedades del conocimiento y de la libertad.

– El tejido social está muy disuelto: empleos precarios, elites depredadoras, desinterés en las clases trabajadoras por los asuntos públicos. Hay una subcultura popular. No se espera gran cosa del Estado, por lo que se entiende por Estado, “una fuerza jurídica y legal por encima de la sociedad civil y de sus conflictos”. Es más, las capas sociales más bajas y gran parte de la clase dominante son abiertamente hostiles a todo proyecto de un Estado. Una ley secreta, esa que no se dice, es que “el compromiso con la legalidad es muy bajo”.

Hoy la legitimidad política no se consigue con el juego tradicional de clientelas populares y servicios sociales. Para entender lo que pasa, hay que mirar a la sociedad. Y como sociólogo, no veo una sino varias. Un universo humano fragmentado por regiones, intereses particulares e identidades dispersas.

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