Por Dante Pacheco:
En este nuestro querido Huaral tenemos de todo, incluyendo a gente cuya intolerancia no tiene límites, donde si alguien no me gusta, no me cae bien o no está conmigo, entonces te califican de lo peor y como la intolerancia nubla los sentidos e impide actuar con raciocinio, estas personas enceguecidas por el odio que tiene a flor de piel lanzan todo tipo de improperios sin importarles que esa actitud malsana sea la imagen que todos tendrán de ellos mismos.
Cómo es posible que por una actitud que no le gusta a la oposición irracional, entonces comiencen unos furibundos ataques contra un indefenso regidor provincial como Albertico Quintana, el mismo que no tiene la culpa de ser como es y en base a ello mostrar su sinceridad, sin malicia ni rencor, puede que no tenga la misma capacidad de otras personas o tal vez tenga menos estudios que sus detractores, pero demuestra que posee mayor educación que aquellos que pasaron por una escuela.
No es aceptable que porque no piensan como ellos le tengan que lanzar diatribas, calificarlo de ignorante o pretender ridiculizarlo porque su trabajo es vender quesos, por lo menos es lo que sabe hacer y lo realiza dignamente, a diferencia de quienes lo marginan o discriminan que no tienen oficio ni beneficio y que solo viven rumiando su odio y rencor por los demás; no perdonan a quienes pese a su aparente limitación estén en mejor posición que ellos o que se hayan convertido en autoridades. Para la sociedad, Albertico Quintana debe ser un orgullo, es un autodidacta y hace esfuerzos por aprender cada día, a diferencia de quienes se sumergen cada vez más en el lodo de la intolerancia y se atragantan con la bilis de su rencor.
Es deber nuestro ayudar a que Albertico no cruce esa línea de odio y de revancha al que lo quieren inducir, hay que apoyarlo a fin de que se mantenga firme en sus principios y que siga procurando hacer de su vida un permanente servicio, sin mirar a tras ni a los costados y recordarle que solo ponen piedras en el camino los envidiosos y resentidos sociales, hay que mirarlos con actitud compasiva y espíritu de perdón… por lo demás recuerda que, a palabras necias, oídos sordos