La increíble y triste historia de Yumiko, su casa demolida y su suegro desalmado

Por Dante Pacheco:

Si pudiéramos bucear en las profundidades del alma humana, como lo hizo Dostoievski, sabríamos de lo que es capaz el ser humano.

Conocí la historia de Yumiko, por el periodista René Cabezas, quien transmitió en vivo, la demolición de su propia vivienda de tres pisos por parte de una madre desesperada e impotente frente a la injusticia.

La historia es la siguiente: Yumiko y su ex esposo construyeron una vivienda de tres pisos, dónde vivían con sus cuatro hijos, el terreno, donde construyó su casa, era propiedad de su suegro, sin embargo, por esas cosas del destino, el padre de sus hijos la abandonó y ella se quedó con sus cuatros hijos en dicha vivienda.

Con el paso del tiempo, su suegro motivado por una ambición desmedida, sin importarle el dolor que le causaría a sus nietos, le pidió que le entregara su inmueble y la demandó ante el Poder Judicial, para que Yumiko le haga entrega de la casa o mejor dicho de su terreno.

Yumiko ha contado, que ella construyó la casa, con ayuda de sus padres.

En un rapto de desesperación, dolor, frustración e impotencia ante la injusticia,Yumiko tomó la, valiente e insólita, decisión de demoler su casa, la noticia ha dado la vuelta al mundo.

Considero que, más ayá de las desavenencias que puedan haber existido, entre Yumiko y su ex esposo, y que corresponden al ámbito, sagrado, de la vida conyugal; lo que realmente resulta execrable y deleznable, desde cualquier punto de vista, es el comportamiento, anticristiano, del abuelo y del padre de los niños, ya que, si bien es cierto, el terreno le pertenece al abuelo, no es menos cierto, que la fábrica le correspondía a ambos cónyuges y que un padre y un abuelo hayan querido desalojar a su propios hijos y nietos, resulta abominable, ominoso, e inaceptable, desde cualquier perspectiva.

El padre y el abuelo, al haber instigado y llevado a que Yumiko tome esta fatal decision, de demoler su propia vivienda, no solo le causan un daño moral a la madre, sino fundamentalmente, y esto es lo más triste, a los niños que a su corta edad, asisten a un espectáculo de injusticia, de odio, de egoísmo, de maldad, de ambición, contra su madre, por parte de dos seres, que en circunstancias normales deberían adorarlos.

El inmenso daño moral y espiritual que se le ocasiona a los niños, no tiene perdón de Dios, porque para un hijo es muy triste ver sufrir a su madre y viceversa.

Lo que ha hecho Yumiko, puede ser controversial, pero, nadie podrá decir que ha actuado injustamente, lo que ella le ha dicho a su ex suegro, es lo siguiente: «quieres tu terreno, pues te voy a entregar tu terreno» lo justo es lo justo.

Pero la actitud de Yumiko, no solo es justa, sino admirable, por su coraje, por su valentía, por su desprendimiento de la cosas; al fin de cuentas, las cosas no saben que uno existe. Con la demolición, Yumiko, le ha dado un ejemplo a las mujeres, prefiero quedarme sin casa, pero no pierdo mi dignidad de mujer, un acto, realmente, ejemplar.

En estos tiempos, donde tenemos por Dios al dinero y por templos a los bancos y se idolatra los bienes materiales, Yumiko se ha dado el lujo de demoler su casa, con tal que nadie le haga la vida a cuadrito.

¡Buena Yumiko!

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