Sodalicio acepta disolución impuesta por el papa Francisco: «Pedimos perdón a las víctimas»

A través de su último comunicado, el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) confirmó su disolución como institución católica, ordenada por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y el papa Francisco. En el pronunciamiento, la organización aceptó la decisión del sumo pontífice y pidió disculpas a las víctimas de los miembros de la congregación.

«Durante nuestra Asamblea General, recibimos la comunicación de que el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, con la aprobación específica del papa Francisco, había decidido suprimir al Sodalicio de Vida Cristiana. (…) Los sodálites asumimos con docilidad esta decisión, manteniendo nuestra confianza en la Providencia de Dios. Reafirmamos nuestra plena obediencia al Santo Padre y lo seguimos acompañando con nuestras continuas oraciones», señala el inicio del comunicado.

Al final de su pronunciamiento, la organización expresó su arrepentimiento por los hechos ocurridos en perjuicio de exsodalites que denunciaron abusos tras sus experiencias dentro de la institución. No obstante, el comunicado no profundizó en el proceso de sanidad para las víctimas. Según explicó La República, este tema fue abordado en la reunión entre José Enrique Escardó, primer denunciante del Sodalicio, y el papa Francisco el pasado 26 de enero.

«Queremos expresar como Asamblea, con dolor y profundo arrepentimiento, nuestro pedido de perdón a las víctimas y a todas las personas afectadas por los diversos abusos ocurridos en nuestra historia, por las heridas causadas y por todo el escándalo que esto ha generado (…)», continúa el comunicado.

Primeras reacciones al comunicado del Sodalicio

Una de las primeras reacciones fue del primer denunciante de las atrocidades del Sodalicio de Vida Cristiana, José Enrique Escardó, quien agradeció a los periodistas Pedro SalinasPaola UgazDaniel Yovera, en un mensaje en sus redes sociales. También agradeció a la teóloga Rocío Figueroa, investigadora de abusos sexuales dentro de la iglesia, y a Martin Scheuch, otro sobreviviente del Sodalicio.

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