Solo una parte del primer lote de coches y locomotoras del por ahora inviable tren Lima–Chosica prometido por Rafael López Aliaga fue presentado a la prensa el último lunes 14 de julio. Lo restante, aún sin maquillar, permanece en almacén del Callao y muestra las huellas de sus más de 40 años de antigüedad.
Las condiciones en las que se encuentran los coches que Caltrain había dado de baja y que terminaron en Perú han despertado inquietudes entre especialistas y ciudadanos.
Por ello, un equipo de La República los buscó tanto en la estación Monserrate del Ferrocarril Central Andino, donde será su depósito hasta nuevo aviso, como en un almacén del Callao, donde fueron desembarcados inicialmente. En total son 43 coches y 11 locomotoras. Lo restante, según la Municipalidad de Lima, llegaría en agosto.
Huellas de su antigüedad
En el primer puerto, en los exteriores del almacén, encontramos algunos coches sobre tráilers. Los debían llevar a la ruta de los rieles para emprender su ruta hacia Monserrate.

Coches del tren de Rafael López Aliaga en Callao que fueron dados de baja en EE.UU. luego de más de 40 años. Créditos: Grecia Infante / La República
Aquí pudimos observar algunos detalles de cerca. Son máquinas que no fueron exhibidas, por lo que están tal como fueron enviadas desde Estados Unidos. Por ejemplo, algunos bogies, el armazón que agrupa las ruedas, tiene cadenas, tornillos y otras piezas en evidente estado de oxidación, como se aprecia en las imágenes.

Coches del tren de Rafael López Aliaga en Callao que fueron dados de baja en EE.UU. luego de más de 40 años. Créditos: Grecia Infante / La República
Además, se encontraron telarañas en diversas partes del tren y, de manera aún más alarmante, nidos de aves en algunas zonas.
Si bien esto es lógico debido a que fueron dados de baja por la empresa Caltrain en EE.UU., la falta de mantenimiento contrasta con el discurso de López Aliaga, para quien el tren está en óptimas condiciones y afirma que solo basta voluntad política para que inicie operaciones con una «marcha en vacío». La realidad es que no hay estaciones, concesión de operador, señalización ni fecha probable.
Interior de coches
También logramos acceder al interior de las máquinas, diseñadas con 90 asientos distribuidos en dos niveles. En el primero se observa dos filas de dos asientos.
Sin embargo, esta distribución presenta limitaciones importantes, especialmente para quienes viajan con equipaje de mano; ya que el espacio entre asientos es reducido. En este piso no hay compartimentos adecuados para guardar bolsos o maletas pequeñas. La altura es reducida, de tal forma que una persona de estatura regular podría golpearse la cabeza al levantarse.
Llegamos al segundo nivel, que cuenta con una fila de asientos individuales a ambos lados del pasillo y sí posee espacio para equipajes pequeños. Lo que es notorio es el reducido espacio, incluso desde las escalares, donde uno tiene incluso que subir de costado para pasar. Una evacuación en estas condiciones sería un escenario complicado.
Un detalle que no pasó desapercibido es que, a diferencia de los vagones presentados a algunos medios de comunicación, en este que no fue exhibido hay asientos con cortes, así como pintura salpicada en varias partes de la carrocería.
Máquinas a la intemperie
En tanto, otro equipo de La República llegó a la estación Monserrate, donde captó cómo está almacenado el material ferroviario, a la intemperie.
Esto fue advertido en otro informe de La República, donde expertos mostraron su preocupación. El ingeniero mecatrónico Diego Arce, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), señaló que, si bien la estructura de acero ayuda, hay elementos que se pueden desgastar. “Están las ruedas, los frenos y otros elementos mecánicos que hacen funcionar tanto a los vagones como a las locomotoras y es lo que va a ser más afectado”.

Los coches del tren de Rafael López Aliaga almacenados en estación Monserrate del centro de Lima. Foto: John Reyes / La República