Por Dante Pacheco
Los agricultores siguen siendo postergados por el Gobierno Central y poco o nada les importa que la producción agrícola mejore cuantitativa como cualitativamente, de modo que la celebración del Día del Campesino forma parte de una puesta en escena, porque en la práctica ni se ejecuta ni se legisla en favor de los campesinos a pesar de que somos un país eminentemente agrícola.
Uno de los grandes problemas que atraviesan nuestros agricultores se resumen en la falta de apoyo, no existe un calendario de cultivo, no hay apoyo financiero pues los créditos bancarios están restringidos, no tienen acceso a programas beneficiosos y por el contrario se les pone trabas diversas, tampoco existe un programa de comercialización que les permita mejorar los precios de producción, no se les formaliza y por tanto se limitan sus deseos de exportación… en resumen, los gobiernos de turno oprimen a los campesinos y se les abre las puertas a los agricultores con gran capacidad económica en perjuicio de los pequeños agricultores.
El Día del Campesino se convierte en discursos estrictamente retóricos, saludos protocolares y nada más, somos agraristas por esfuerzo supremo de los propios campesinos que siguen regando sus cultivos con el sudor de sus frentes y la complacencia de los gobernantes y felizmente que no se detienen haciendo que la tierra siga prodigándonos de sus frutos, de los alimentos que sostienen a toda la humanidad. Feliz día, hermanos campesinos.