La Resolución Gerencial General Regional N.° 292-2025 designa a Eduardo J. Rojas como director ejecutivo del Hospital de Barranca, pero el expediente no acredita que cumpla el perfil exigido por el MOF del propio hospital. El MOF fija requisitos claros y mínimos: maestría en Administración Hospitalaria y/o Salud Pública, posgrado afín en administración de servicios de salud/salud pública, y al menos 5 años de experiencia dirigiendo programas o conduciendo equipos, además de capacitaciones específicas. La jefatura a ocupar es de alta complejidad y con responsabilidad sobre la conducción integral del establecimiento.

El Colegio Médico del Perú no contempla alguna especialidad a Rojas y SUNEDU solo registra su título de médico. Esto es insuficiente, pues la licenciatura no reemplaza la maestría/posgrado y la experiencia directiva que el MOF exige. El problema se agrava porque la evaluación administrativa concluye “cumplimiento” tomando como referencia el MOF del Hospital Rezola (Cañete), no el de Barranca; es decir, se usó una norma ajena al puesto para validar el perfil. Esta designación fue firmada por el gerente regional Leonardo Vílchez Fernández.
Además, la resolución de designación del nuevo director, invoca la Resolución Ejecutiva Regional 113-2023 para que la Gerencia General designe cargos de confianza en hospitales, un esquema nocivo de delegación que se ha mantenido en el tiempo.

La ley establece que todo cambio de competencia por delegación debe ser temporal, motivado y referido a una serie precisa de actos; no un mecanismo permanente de control político de nombramientos. Antes, el diseño institucional desconcentraba la designación en titulares de unidades ejecutoras (con controles de GGR), un modelo más coherente con la gestión sanitaria.
La Gerencia Regional a cargo de Leonardo Vílchez y la gobernadora Rosa Vásquez han colocado al frente del hospital a un funcionario sin acreditar la maestría, posgrados y experiencia directiva que el MOF obliga. Es una decisión mal sustentada que rebaja el estándar técnico para conducir un servicio esencial y transmite un mensaje deshonroso, pues al parecer la salud de los barranquinos no es su prioridad, sino el compadrazgo.
La delegación centralizada para designar cargos de confianza contradice la lógica de un Estado que debe descentralizar y profesionalizar sus hospitales. Alguien en el gobierno de Rosa Vásquez quiso controlar el presupuesto y los proveedores de todos los hospitales desde la gerencia regional, y el resultado fue un desborde de la ineficiencia y corrupción que están pagando las personas más vulnerables: los pacientes.
Ante esto el consejero regional Ronald Soberón calla, no se envalentona, no se indigna, no reclama, no levanta su voz como lo hizo con la congresista Milagros Rivas; y no lo hará jamás.
Si este es el agradecimiento que le tiene Rosita Vásquez a la provincia de Barranca, no quiero imaginarme cómo sería su rencor.
Escrito por Yofré López