En la actual coyuntura política, se hace imprescindible, justo y necesario, el recorte del mandato PRESIDENCIAL Y CONGRESAL que otorgara el pueblo en el 2021.
Después del suicidio político de Pedro Castillo, no queda otra, pero lo que el pueblo debe saber y tener en claro es lo siguiente:
1.- El recorte del mandato pasa, necesariamente, por una serie de reformas constitucionales.
2.- Una reforma constitucional es aprobada en dos legislaturas con 87 votos mínimos.
3.- Una reforma puede ser aprobada con la mayoría legal de votos, pero requiere la aprobación vía referendum.
4.- Si la presidenta, presionada por las calles, toma la decisión, puede, mediante un acuerdo político, consensuado con el Congreso, presentar el proyecto de reformas y adelanto de elecciones , el mismo que tiene que ser aprobado en dos legislaturas.
5.- Si el Congreso es renuente a aceptar dicho acuerdo, la presidenta tiene en sus manos adelantar las elecciones, ¿Cómo?, presentando su renuncia, pero está posibilidad implicaría que el fujimorismo, a través del presidente del Congreso General en retiro José Williams, asuma la presidencia de la República y convoque a elecciones inmediatamente, y la congresista Martha Moyano asuma la presidencia del Congreso. Este camino sería una ignominia para el país, ya que sería entregarle el gobierno a quien perdió las elecciones, es decir a Keiko Fujimori, lo cual no sería tolerado por más de la mitad del pueblo peruano.
6.- En el peor de los casos, un nuevo proceso electoral se haría, a más tardar, en un año, por eso es que la salida más viable es que el pueblo presione al Congreso, para obligarlo a aprobar las reformas y el adelanto de elecciones.
Sin las reformas previas, estamos condenados a repetir la nefasta experiencia de Castillo y de un congreso despreciado por la ciudadanía.