Por José Ramos:
En este hermoso día de la amistad y el amor, comparto con ustedes, dilectos amigos, unos fragmentos del libro «Lelio o de la Amistad»» del gran Tribuno Romano Marco Tulio CICERON, sobre la amistad, espero que les agrade.
Para todos mis amigos un feliz día de la amistad.y un inmenso abrazo.
«Pero cuánta es la fuerza de la amistad puede entenderse especialmente a partir de esto, porque, de la infinita sociedad del género humano, la cual concilió la propia naturaleza, este hecho se ha contraído y reducido a algo estrecho, de tal manera que todo amor se juntara o entre dos o entre pocos.
Pues la amistad no es otra cosa a no ser el acuerdo de todas las cosas divinas y humanas con benevolencia y amor; ciertamente no sé si, exceptuada la sabiduría, algo mejor que esta se dio al hombre por los dioses inmortales. Unos anteponen las riquezas, otros la buena salud, otros el poder, otros los honores, muchos incluso los placeres. Esto último ciertamente es propio de las bestias, pero aquellas cosas anteriores son caducas e inciertas, puestas no tanto en nuestras determinaciones cuanto en la temeridad de la fortuna. Pero los que ponen el sumo bien en la virtud, ellos ciertamente hacen muy bien, pero esta misma virtud engendra y contiene la amistad y la amistad no puede existir sin la virtud de ningún modo.
En primer lugar, ¿cómo puede ser, como dice Enio, ‘vivible’ una vida que no descansa en la mutua benevolencia de un amigo? ¿Qué más dulce que tener con quien te atrevas a hablar todas las cosas así como contigo? ¿Qué fruto tan grande habría en las cosas prósperas, si no tuvieras quien se alegrara con ellas igual que tú mismo? Y sería difícil sobrellevar las adversas sin aquel que las sobrellevara más gravemente incluso que tú.
Finalmente, las demás cosas que se desean son convenientes cada una casi para cosas singulares: las riquezas, para que las uses, el poder, para que seas respetado, los cargos, para que seas alabado, los placeres, para que goces, la salud, para que carezcas de dolor y cumplas con las obligaciones del cuerpo; la amistad contiene muy grandes cosas; adonde quiera que te vuelvas, está al alcance de la mano, de ningún lugar se excluye, nunca es intempestiva, nunca molesta, y así, no usamos, como dicen, del agua, no del fuego, en más lugares que de la amistad. Y no hablo ahora de la vulgar o de la mediocre, que, sin embargo, por sí misma deleita y aprovecha, sino de la verdadera y perfecta, cual fue la de aquellos pocos que se nombran.
Pues la amistad hace no sólo más espléndidas las cosas favorables, sino también más ligeras las adversas, compartiéndolas y poniéndolas en común. Por un lado, la amistad contiene muchísimas y grandísimas ventajas, por otro supera ciertamente a todas, porque hace brillar una buena esperanza para el futuro y no permite que los espíritus se debiliten o decaigan. Pues quien contempla a un verdadero amigo, contempla como un retrato de sí mismo.