Hace algunas semanas, la población huaralina y el Perú entero, al tomar conocimiento de un bebé que nació mutilado de su cabeza en un trabajo de parto en el hospital de Huaral, generó conmoción e indignación por la forma en que fue tratada la gestante, igual o peor maltrato al papá de la criatura y hasta entregar al recién nacido en una caja de cartón, cocido a la mala y sin haberle limpiado el cuerpecito de las manchas de sangre. El médico de apellido Parodi, responsable del acto fue sometido a proceso administrativo y entretanto alejado del hospital. Al respecto el problema en discusión radica en el hecho de que el Cuerpo Médico de Huaral se ha pronunciado solidarizándose con el presunto negligente y para tratar de revertir el problema hicieron un plantón donde, entre otras cosas, pidieron la destitución del director Fernando Medina quien luego ha manifestado que detrás de todo está el hecho de que los médicos pretenden frenar las investigaciones en contra de Parodi y de otros profesionales que tienen similares denuncias.
Teniendo en cuanta que el susodicho médico ya tenía antecedentes en el hospital de Chancay y que su nombre se vio involucrado en un serio problema con una paciente a quien dejó disminuida físicamente luego de una práctica calificada por la víctima como de negligencia, no es posible que ahora los médicos del nosocomio Huaralino saquen la cara por él, cuando bien podría esperarse al resultado de las investigaciones y que de hallarse responsabilidad se sancione como corresponde al citado galeno. No hay que olvidar que paralelamente al proceso administrativo existe una denuncia sobre el particular ante el Ministerio Público en procura de una sanción de carácter penal.
El Dr. Medina ha dicho “basta de mala atención a los pacientes”, expresión que debiera marcar la diferencia o que pueda ser el punto de quiebre para empezar con generar cambios estructurales en esta institución de salud, aunque sabemos que el camino es difícil y eso nos hace recordar cuando el médico Sergio Cuadros estuvo al frente del nosocomio huaralino y quiso imponer orden y disciplina, la respuesta fue que trabajadores y Cuerpo Médico le hicieron la camita para provocar su salida del cargo, es decir que para que las cosas cambien en el hospital de Huaral se requiere audacia, principio de autoridad y valor para poder luchar contra todas las taras que hoy habitan en ese lugar donde todos quieren hacer solo lo que les da la gana sin importar la mejora de la atención a los pacientes… el cambio tiene que ser estructural y donde el espíritu de cuerpo no se confunda con el espíritu solidario en favor de un profesional que es víctima de abuso. SOLIRADIDAD CON QUIEN LO MERECE SI, ESPIRITU DE CUERPO CON EL NEGLIGENTE NO.