Por José Ramos:
Borges dice que el amor es crear una religión cuyo Dios es falible y Wilde que todo acto de amor es un acto de fe. Lo
En la actual coyuntura política de la Región Lima, debo manifestar que después de haber elegido durante más de 40 años, hoy puedo afirmar que votar, quizás, sea un acto de fe, un acto de creer en alguien a quien no conocemos a profundidad como ser humano, que no sabemos casi nada de lo que verdaderamente piensa en los más profundo de su alma y que pasiones y emociones dominan si espíritu. Solo accedemos a una información superficial, sabemos de su hoja de vida de su experiencia laboral, política, administrativa, pero no sabemos qué demonios habitan en su ser, mi cuáles son sus verdaderas motivaciones, cuáles son sus sueños o sus pesadillas recurrentes, en otras palabras, solo conocemos la máscara del candidato y hay que recordar siempre que etimológicamente máscara en griego es hipócrita o persona.
Por eso digo que cuando votamos, solo nos queda confiar, tener fe, porque en nada se parece tanto el hecho de votar a una partida de póker, dónde confiados esperamos que la carta aleatoria que nos ha tocado, sea la que nos permita ganar la partida.
El 4 de diciembre, nuevamente votaremos, así nos digan que nuestro candidato preferido es de lo peor, igual votaremos por él, porque nadie vota racionalmente, todos, hasta los intelectuales más agudos, están dominados por la emoción, la simpatía, o los intereses propios de nuestra ideología, o también por los intereses subalternos que subyacen en cada elección o de repente por nuestra concepción del mundo.
Por esa razón es que muy pronto estamos defraudados, desilusionados del comportamiento político de nuestro candidato, espero que esta vez acertemos en esta aventura electoral y elijamos a la persona correcta.