“Lo de Repsol no tiene nombre”

Por Dante Pacheco:

El 15 de enero se cumplió un año de la desgracia ecológica más grande ocurrida en el mar peruano, el derrame de 12 000 barriles de petróleo a causa de una maniobra negligente de la empresa REPSOL, la misma que inicialmente negó su directa responsabilidad en el problema y que luego lo reconoció, pero alegando que solamente se trataba de 6000 barriles. La tragedia afectó las playas de ventanilla y todas las del litoral del norte chico, incluyendo Chacra y Mar, Puerto de Chancay, Chorrillos, etc.

El crudo de petróleo contaminó inmediatamente no solo las aguas del mar, también el fondo marino y las playas de toda la zona norte hasta Huacho, provocando inmediatamente la muerte de innumerables especies de la fauna marítima además de numerosas aves. REPSOL no estuvo a la altura de las circunstancias pues no tenía ningún plan de contingencia de modo que improvisaron personal que sin el equipo necesario fueron obligados a tratar de recoger el petróleo del mar y de la arena de las playas, cosa que no fue posible pues hasta ahora -después de un año- las afectaciones están a flor de arena. En lo particular, Chacra y Mar y Chancay lucen con sectores contaminados como lo muestran extensas manchas negras a lo largo del litoral porque las actividades tradicionales están paralizadas, como la pesca y el comercio, dejando pérdidas cuantiosas a miles de familias que mal seleccionadas apenas recibieron tres mil soles como una especie de compensación y que en la práctica no significan nada… entretanto también se afectó la normal concurrencia de veraneantes en esta época del año, perjudicándose los vendedores de comida, los transportistas, los ambulantes, entre otros ante la mirada fría y deshumanizada de la empresa transnacional que apenas si pagó multas simbólicas que impusieron algunas entidades tutelares, pues nadie, ni siquiera el Gobierno les exige mayor responsabilidad frente a la terrible desgracia.

La contaminación y el petróleo no desaparecerán de la noche a la mañana, tardará unos años en recuperar todo lo contaminado, por lo que las victimas solo sobrevivirán con lo poco que les dieron, peor aún aquellos que nunca fueron reconocidos como perjudicados y tienen que comerse las uñas por la desidia de las autoridades y la insensible REPSOL que inexplicablemente sigue operando en nuestro país luego de haber ocasionado grandes y millonarias pérdidas. En actos desesperados, algunos grupos de perjudicados, como el caso de los pescadores, tímidamente realizan vigilias a orillas del mar con la esperanza de que REPSOL y el propio Gobierno les dé una mirada compasiva, para ayudarlos a salir del problema y enfrentar el sostenimiento de sus familias, quienes resultan ser las más perjudicadas. Hasta cuando soportaremos los abusos de estas empresas transnacionales que en nuestras tierras y con nuestros recursos hacen lo que les da la gana.

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