Por José Ramos: Una de las profesiones más anatematizadas, incomprendidas y desprestigiadas en el Perú, es, sin lugar a dudas, la hermosa profesión de abogado.
Pero, a pesar de ello o quizás por ello, la noble profesión de abogado es una de las actividades más apasionantes, más intensas, más sublime y más digna que existe.
No existe ninguna actividad humana que pueda estar exenta, de la necesidad de contar con el asesoramiento de un abogado, tanto en la vida pública, como privada. en la vida laica como eclesiástica, en la vida civil como militar y es que todo está normado, todo está positivizado y nada se puede hacer o dejar de hacer, sin contar con el asesoramiento de un hombre de leyes, muchas veces vilipendiado, odiado, satanizado y al mismo tiempo amado y alabado por doquier.
Hoy, que proso estás líneas para rendir homenaje a ese hombre que, mientras la ciudad descansa, en la soledad absoluta de su oficina, rodeado de códigos, a altas horas de la madrugada, está estudiando su falso expediente o redactando su informe oral, para una vista de causa o sus alegatos de apertura o de cierre en un juicio oral, o preparando una minuta o una constitución de empresa para su cliente,; pienso, que una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, fue postular a San Marcos para introducirme en el tortuoso, paradójico y maravilloso mundo del derecho y si es cierto como dice Nieszche, sobre el Eterno Retorno, que volveremos a vivir esta vida hasta en sus más mínimo detalle, lo que me consuela es que seguiré siendo abogado por toda la eternidad.
Rindo homenaje a ese hombre, muchas veces, incomprendido hasta por jueces, fiscales, procuradores, y funcionarios que se olvidan que ellos también hicieron el mismo juramento de defender causas justas, por eso me revienta cuando un juez o una jueza o un fiscal presuntuoso, tratan de ridiculizar o de humillar a un abogado en una vista de causa o en un informe oral o simplemente tratan mal a sus propios colegas, olvidándose, en la hoguera de su vanidad, que ellos, antes de todo, también son abogados.
Rindo homenaje a ese hombre que se juega el todo por el todo por su cliente y que es leal y fiel a su causa, hasta que comprueba que no es digno de su defensa y muchas veces solo recibe como recompensa la ingratitud y la deslealtad.
Ser abogado es ser consciente de nuestro rol al servicio de la justicia, tratando de alcanzar o de acercarnos a la verdad, porque sabemos, conscientemente, que nunca se puede llegar a la verdad y solo podemos acercarnos a un grado de certeza.
Dicen que, si los jueces cumplieran con aplicar correctamente la Ley, no habría necesidad de abogados, yo pienso que si los seres humanos fuéramos capaces de coexistir pacíficamente, de actuar con equidad y justicia, sin egoísmo no habría necesidad de Jueces, pero mientras el ser humano siga siendo ese individuo lleno de egoísmo, mientras siga siendo ese animal carnicero, siempre será necesario contar con el bozal del Estado, ya que es la única forma de frenar a ese animal salvaje que es el hombre y por lo tanto, siempre habrá la necesidad de contar con ese profesional dispuesto a ejercer el sagrado derecho a la defensa , cómo es el abogado.
Feliz día queridos colegas y sigamos luchando por un mundo más humano, más justo y más equitativo. ¡Salud!