A pesar de la creciente inseguridad que afecta a los peruanos, persisten situaciones que atentan contra la seguridad ciudadana. El año pasado, el suboficial S03 David Peña Zea, en su día de descanso, decidió trabajar como taxista por aplicativo. Al llegar a la zona de Ciudad de Dios en San Juan de Lurigancho, dos sujetos que solicitaban el servicio intentaron asaltarlo.
Durante el forcejeo con uno de los delincuentes, el suboficial logró salir del vehículo y, al ver que uno de los agresores le apuntaba con un arma, disparó en defensa propia, resultando abatido el delincuente. El segundo sujeto huyó. El fallecido tenía antecedentes por hurto agravado en banda y agresiones contra mujeres de su entorno familiar. En su entierro, sus allegados realizaron disparos al aire.
Sin embargo, el caso no quedó allí. La Fiscalía ha solicitado para el suboficial cuatro años de prisión efectiva y el pago de una reparación civil de 500 mil soles a favor de la familia del abatido. Según el fiscal Juan Antoraime Salvatierra, el suboficial “no debió usar su arma, ya que carecía de necesidad racional del medio empleado”.
ENFOQUE REAL 