Por Dante Pacheco
Existen diversas razones para establecer que la Gobernadora Regional y sus funcionarios en general tienen una idea de conducta en contra del Distrito de Huaral, pero las dos últimas que se han puesto en el debate son suficiente para establecer que dicha animosidad es real y que estriba con la intolerancia, la imposición que se pretende al Municipio huaralino para que adquiera el terreno para el hospital regional, y segundo, hacer oídos sordos al acuerdo del PRONIS que determina que el terreno para la construcción será en la Esperanza Alta.
Como es de dominio público, en una reunión oficial, funcionarios del PRONIS se reunieron con el Gerente de Desarrollo Social de la Región, también con la DIRESA, con el Director del hospital de Huaral y con el Alcalde provincial donde concluyeron que el terreno para el futuro nosocomio sería en la Esperanza Alta, el mismo que esta saneado y que le pertenece a la DIRESA; sin embargo semanas después en la sesión extraordinaria donde los consejeros votaron en contra de que se declarase de interés y necesidad Publica la adquisición de un terreno, apareció el Gerente General enfatizando que la construcción seria en el actual terreno del hospital, es decir que contrariamente a lo que se acordó ellos se irrogan la potestad del PRONIS y pretenden imponer sus deseos, con la única idea de seguir presionando al alcalde de Huaral a que esta comuna compre el terreno sabiendo que la competencia no es del Gobierno Local, si no de la Región. La muestra de la intolerancia está en que el alcalde huaralino Fernando Cárdenas manifestó públicamente que en una reunión con la Gobernadora esta le dijo, de modo impositivo, que el Municipio provincial tiene que comprar el terreno por lo que se generó una discusión al respecto.
El tema de intolerancia se corrobora luego cuando el lacayo Víctor Huaccho presiona a los consejeros regionales para que no apruebe el pedido de Huaral amenazándolos de que podrían derivar el presupuesto de sus provincias hacia la compra del terreno, todo ello pese a que Huaral nunca pidió que la Región realice la compra, solo pidió que se declare de interés y necesidad pública dicha adquisición. Lo grave de todo ello es que Rosa Vásquez sigue empeñada en mortificar a los huaralinos y hacerlos de lado en todo, como lo reciente ocurrido cuando discriminatoria y provocadoramente, de treinta patrulleros que tiene que distribuir entre todas las provincias de la Región le asigna a Huaral un solo patrullero, mientras que a Huacho cinco y a Cañete TRECE. No cabe la menor duda que ya se desenmascaró, que se muestra tal cual es, odiando a los huaralinos, sea por mezquindad o temas políticos, pero los margina, aunque de la boca para afuera dice estar preocupada por nuestro distrito.
El acercamiento al Gobierno Regional se seguirá intentando a través de la sociedad civil, particularmente con el Comité Provincial de Salud, que preside el párroco Carranza, pero igual, Rosa Vásquez ya abrió heridas que no sabemos cómo podrá restañar, aunque políticamente a ella no le importaría porque lo que pretendería es que pueda intentar seguir siendo autoridad y que bien podría hacerlo por Cañete o por su provincia Huarochirí. La mezquindad, el egoísmo y el interés personal a flor de piel y clara sin dejar de lado su proclividad a la revancha. Huaral y las demás provincias del norte de la Región se equivocaron de plano a plano al darle la votación que la llevó al GORE.