por Francisco Diez-Canseco
En mi columna de la semana pasada expuse, sucintamente, los alcances del programa de gobierno “Mano de Hierro” de mi partido Perú Acción el mismo que se actualiza semanalmente en las reuniones de la respectiva Comisión Partidaria con el aporte de dirigentes y militantes de todo el Perú y de especialistas que, en calidad de invitados especiales, concurren a nuestras sesiones para exponer su pensamiento.
El planteamiento general de Perú Acción es muy claro: necesitamos partidos políticos sustentados en la conjunción de ideales y propuestas afines de personas que se congregan para trabajar por el Perú y aspiran a llegar al Poder para cumplir esos objetivos y no, como ocurre ahora, maquinarias electorales (cuyos líderes ahora se llaman “dueños”) creadas al calor de la ambición personal, del interés de grupo y del propósito clarísimo de utilizar al electorado para obtener Poder en beneficio propio y no al servicio de nuestra nación.
Queremos sanear la política peruana y, en la medida de lo posible, librarse del estigma de corrupción e ineficiencia que hoy la caracteriza con oportunistas e ignorantes trepados en curules, gobernaciones, alcaldías y los más altos puestos del Estado dando lecciones magistrales de su incapacidad y desviación moral para gobernar un país ubérrimo y lleno de emprendedores y gente de chamba como el nuestro.
Estamos abriendo el camino, en consecuencia, para que la palabra “político” en el Perú no se perciba como sinónimo de corrupción e incapacidad sino como ejemplo de honestidad a prueba de balas, intachable vocación de servicio, probada capacidad de gestión y definida sensibilidad social.
La meritocracia de las “maquinarias electorales” llamadas partidos políticos no está basada, ni mucho menos, en esas esenciales virtudes: su plataforma central es el dinero – “plata como cancha “- y el uso del mismo de manera corrupta para comprar conciencias y captar votos a través de la repartija y la donación. Ahí está la impúdica exhibición en el Congreso de congresistas que han protagonizado hasta violaciones de sus asistentes en sus propias oficinas o que, como los muy desvergonzados y coimeros “niños” de Acción Popular siguen actuando con absoluta impunidad pese a las fundadas denuncias que han recibido porque los corruptos que eligieron, entre otras barrabasadas como sucesivos presidentes del Congreso a personajes con denuncias o vinculados a mafias criminales requieren sus votos.
Y en las gobernaciones y alcaldías tenemos otro tanto: 557 denuncias penales se llevaron los gobernadores salientes en las últimas elecciones y hubo 96 por ciento de alcaldes corruptos en las últimas tres elecciones.
Perú Acción tiene por objeto terminar con tanta vergüenza y consolidar en el Perú una democracia con justicia social, sin corrupción y sin violencia.
(*) presidente de Perú Acción
Presidente del Consejo por La Paz