El descaro de un comunicador social

Por Dante Pacheco

Recientemente se produjo un escandalete en el distrito de Chancay cuando un comunicador de nombre Pedro Camacho intentó entrevistar al alcalde portuario Juan Álvarez Andrade, la reacción del burgomaestre fue considerada de innecesaria porque se enfrentó al entrevistador negándole esa posibilidad remarcándole que nunca aceptaría una relación tal con alguien que le faltó el respeto públicamente, incluyendo mentada de madre y otras situaciones vergonzosas en contra de su familia.

Ante la insistencia del periodista, el alcalde mantuvo su postura de no darle ningún tipo de declaración por las ofensas propinadas en anterior oportunidad por el comunicador que no tuvo reparo en pretender justificar su acción señalando que en su momento pidió disculpas y que el alcalde también había ofendido a un funcionario de la corporación edil de Huaral. A nosotros nos parece un total descaro el de este comunicador que efectivamente provocó un gran escándalo al declarar en pleno estado de ebriedad situaciones delicadas y cargadas de frases altisonantes y por demás vulgares contra Juan Álvarez y que además no era la primera vez. Consideramos que una persona con dos dedos de frente, que se respeta y que reconoce que cometió un error tiene que sentir vergüenza de buscar al alcalde a quien ofendió para tratar de entrevistarlo como si nada de lo que dijo hubiese ocurrido o como si el hecho de pedir disculpas lo exonera de todo… es decir que si tuviese algo de sangre en la cara ni siquiera debiera de acercarse al burgomaestre.

Esto no significa defender al alcalde chancayano, pues nos ratificamos en el hecho de su cambio de personalidad y su inacción como alcalde del vecino distrito, pero en este caso le damos la razón en su actitud de no querer nada con este comunicador en razón de que nadie alegremente ventile situaciones personales públicamente, sean falsas o verdaderas, menos mentarle la madre a cada momento, además de que cada quien tiene la libertad de responder esas ofensas, en todo caso tiene el derecho de darle entrevistas a quien desee y nadie puede obligarlo a que se olvide de las ofensas de su agresor… Consideramos que el tema no se debe politizar, hay otros temas por los cuales se puede cuestionar o criticar al alcalde, no se debe hacer oposición por oposición ni mucho menos aprovechar del escandalete de un sujeto que carente de valores, carente de vergüenza y de ética en general. Juan Álvarez puede no ser santo de nuestra devoción, pero no podemos someterlo a críticas sin objetividad… al pan, pan y al vino, vino.

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