Emotiva colocación de primera piedra

Por Dante Pacheco

Hoy se inició, con la colocación de la primera piedra, la construcción de pistas y veredas en la Prolongación de la Av. Cahuas en dirección a la lotizadora Aparicio. Esta acción esperada por años se reviste de emoción por lo que representa el lugar y lo que significó para la masa laboral de los huaralinos.

Esta prolongación en antaño fue parte del camino de ingreso a la fábrica industrial donde se procesaba algodón, una desmotadora que además utilizaba la semilla del algodón procesado para elaborar aceite y jabón. La fábrica perteneció a la empresa Lever Pacocha cuya central se ubicaba en Huacho, en el caso de Huaral daba oportunidad de trabajo a centenares de obreros que laboraban en turno diurno y nocturno.

A la derecha del camino de ingreso que tenía un recorrido de aproximadamente una o cuadra y media, se ubicaban las viviendas de los trabajadores administrativos, luego era notoria la casa del gerente, vivienda distinguida, local que hace algunos años fue utilizada como concentración de los jugadores del Unión Huaral. A la mano derecha la fábrica tenía inmensos depósitos, mientras que luego del camino de ingreso un enmallado separaba a la fábrica propiamente dicha, allí se ubicaban las maquinarias, los calderos y demás. Todo parece indicar que los propietarios respetaron lo que consideraban una vía pública, de modo que la prolongación atraviesa libremente el sector y que lleva a la lotizadora Aparicio, a la altura donde existía una pequeña huaca y campos de cultivos.

Esta obra tendrá un asfalto de dos pulgadas de espesor, veredas de concreto, sardineles para áreas verdes, señalética, pintado, etc. Los trabajos deberán culminar en tres meses y los vehículos que requieran de dirigirse a la zona Este de la ciudad podrán hacerlo por esta prolongación que asimismo los conectará con la avenida Huando. Una obra que integra y que mejora el sector urbanístico de una ciudad que crece en el marco de la modernidad. Lejos y tal vez en el olvido queda el recuerdo de lo que significó para todos los huaralinos y foráneos que laboraron en la fábrica durante su funcionamiento, desde su chimenea principal emitía un silbido indicando la hora, en la mañana, al mediodía y a las seis de la tarde. Lo emotivo quedó evidenciado por las palabras del alcalde Fernando Cárdenas, quien evocó el nombre de su padre Melchor, quien quiso ejecutar esa obra, no lo consiguió, pero ahora empezaba a convertirse en una realidad en su gestión. En hora buena.

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