Huaral sin agua: cuando la intervención del Estado fracasa y nadie asume responsabilidades

Por Andrés Tello Velasco (abogado)

En Huaral, el problema ya no es solo la escasez de agua.

El problema es una intervención estatal prolongada que no ha resuelto nada y que hoy es parte del conflicto.

La empresa EMAPA Huaral se encuentra bajo intervención del Estado desde el año 2019, a través del Régimen de Apoyo Transitorio (RAT), administrado por el OTASS, creado con la reforma del sector saneamiento del 2017.

Han pasado más de cinco años.

Cinco años de control estatal directo.

Y, sin embargo, el abastecimiento de agua se ha deteriorado y la población vive hoy peor que antes.

Una intervención que dejó de ser solución y se volvió problema. El RAT fue concebido como una medida excepcional y temporal para rescatar empresas en crisis.

En Huaral, esa excepcionalidad se perdió: la intervención se volvió crónica, sin fecha de cierre, sin metas públicas claras y sin rendición de cuentas real.

Cuando una intervención dura años y no mejora el servicio, ya no es apoyo: es incapacidad institucional.

Cambios constantes, cero continuidades

Desde el inicio de la intervención en 2019, EMAPA Huaral ha tenido una alta rotación de autoridades designadas, incluyendo: sucesivos presidentes del directorio, distintos representantes y equipos de gestión vinculados a OTASS.

Cada cambio reinicia prioridades, congela decisiones y diluye responsabilidades. Nadie responde por los resultados porque nadie permanece el tiempo suficiente para asumirlos. No se puede exigir eficiencia operativa cuando la conducción cambia permanentemente.

El núcleo del problema nunca fue atacado

La falta de agua en Huaral no es un fenómeno reciente ni imprevisible. Es consecuencia de: altas pérdidas de agua por fugas y conexiones ilegales, ineficiencia comercial (medición deficiente, baja cobranza), infraestructura colapsada, sin mantenimiento preventivo real.

Estos problemas no se corrigen con comunicados, diagnósticos ni compras aisladas. Se corrigen con gestión firme, continuidad y decisiones impopulares. Nada de eso se ha consolidado en más de cinco años.

La población no cree más

Hoy la ciudadanía de Huaral ya no cree en la narrativa de la “recuperación en proceso”.

La gente no mide la intervención por informes técnicos ni por presentaciones institucionales.

La mide por una pregunta simple: ¿hay agua en el grifo o no?

Y hoy la respuesta es clara: no hay abastecimiento suficiente, y la situación se ha agudizado.

Conclusión: la responsabilidad ya no es heredada, es actual

Después de más de cinco años de intervención directa del Estado, ya no es válido seguir culpando al pasado.

La responsabilidad es presente y concreta.

El sector debe responder con claridad:

¿Qué metas se fijaron para EMAPA Huaral desde 2019?

¿Cuántas se cumplieron?

¿Por qué, pese al control estatal, el servicio es hoy más deficiente?

El agua es un derecho básico, no un experimento administrativo interminable.

Si la intervención no ha funcionado, corresponde corregir el modelo, transparentar los resultados y asumir responsabilidades políticas y técnicas.

Huaral no necesita más años de intervención.

Necesita agua.

Huaral, 29 de diciembre del 2025.

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