Conferencia de prensa convocada por Carlos Bueno Rivera, gerente general del OTASS–Emapa Huaral, no solo fue un acto fallido: fue una vergüenza pública

Una puesta en escena improvisada, carente de autocrítica real y plagada de excusas, que terminó por confirmar lo que la población Huaralina ya sabe y sufre desde hace años: en Huaral no hay agua potable porque el OTASS ha fracasado rotundamente.

Mientras miles de familias pasaban una Navidad amarga, sin agua para cocinar, asearse o vivir con dignidad, el gerente del OTASS al día siguiente convocó a una conferencia de prensa, para explicar seguro su incapacidad y al final terminó dándose una lavada de manos, culpando DE LA CARENCIA DE AGUA a la empresa de electricidad y al estiaje. Una explicación tan cómoda como indignante.

¿De verdad después de ocho años de intervención ese es el nivel de respuesta que merece la población?

Entre el 22 y el 28 de diciembre, OTASS–EMAPA Huaral volvió a demostrar su absoluta incapacidad. El agua potable simplemente desapareció. No fue un accidente, fue la consecuencia directa de una gestión ineficiente, sin planificación, sin obras estructurales y sin respeto por la población.

Presionado por una marcha de protesta anunciada en su contra, Carlos Bueno salió a declarar lo evidente:

—Que su plan de contingencia falló.

—Que no hubo suficientes cisternas.

—Que recién ahora están “implementando soluciones”.

La pregunta cae por su propio peso:

-¿A eso vino el OTASS a Huaral?

-¿A repartir agua en cisternas, como en los años 70, en una provincia que tiene un río caudaloso como el Chancay?

UN GERENTE SIN PERFIL Y UN OTASS SIN RUMBO

No pasó desapercibido un dato clave, Carlos Bueno es de profesión abogado, no ingeniero sanitario. No se trata de discriminar profesiones, sino de ser claros: la gestión de una empresa de saneamiento exige conocimiento técnico especializado, experiencia en infraestructura hídrica y capacidad para resolver crisis. Nada de eso se ha visto.

El resultado está a la vista: ocho años de intervención y cero soluciones de fondo.

El OTASS fue creado con un objetivo claro: rescatar a las EPS en crisis financiera mediante el Régimen de Apoyo Transitorio (RAT), ordenar las cuentas, invertir en infraestructura y garantizar agua potable las 24 horas del día. Ese fue el discurso con el que intervinieron EMAPA Huaral y otras 16 EPS (EMAPAS) a nivel nacional y en todas habrían fracasado, entonces se genera la pregunta de los 10 millones : ¿EN LA ACTUALIDAD SE JUSTIFICA LA EXISTENCIA DEL OTASS QUE SOLO GENERA BENEFICIOS PARA UN GRUPO DE AMIGOS DE SUELDOS DORADOS?

Hoy, ocho años después, la realidad es demoledora:

-No hay nuevos reservorios construidos por OTASS.

-No hay obras de captación.

-El agua del río Chancay se pierde en el mar.

-La población sigue sin agua.

¿QUÉ HIZO EL OTASS DURANTE ESTOS ÚLTIMOS 8 AÑOS EN HUARAL, CON UNA RECAUDACIÓN DE 14 MILLONES DE SOLES AL AÑO?

-¿Dónde están las inversiones?

-¿Dónde están los proyectos?

-¿Dónde está la rendición de cuentas?

La sospecha crece y la indignación también. El OTASS parece más interesado en perpetuarse en EMAPA Huaral que en resolver el problema. Sueldos elevados, procesos de contratación “interesantes” y, lo más grave: la ausencia de un Órgano de Control Institucional (OCI).

La pregunta es inevitable:

¿DONDE ESTÁ CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA?

-¿Quién fiscaliza al OTASS?

-¿Quién defiende a la población Huaralina?

Huaral no es un caso aislado. El OTASS habría fracasado en 16 provincias del país, donde la población lleva años sin agua potable. Por eso, el descontento ha llegado hasta el Congreso de la República, donde ya se exige la derogatoria de la norma que crea el OTASS y la devolución de las EPS a las municipalidades.

EL AGUA ES UN DERECHO HUMANO, NO UN FAVOR

Conviene recordarle al cuestionado CARLOS BUENO RIVERA,GERENTE GENERAL DEL OTASS-EMAPA HUARAL, algo elemental:

El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental, reconocido por la Constitución Política del Perú y por tratados internacionales. No es un favor, no es una dádiva, no es una promesa electoral. Es una obligación del Estado.

Negarle agua a un pueblo es una forma de violencia institucional.

HUARAL HABLÓ CLARO: ¡FUERA OTASS!

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