La anécdota del padre pepe y el doctoreo en esta campaña electoral, por José Ramos

Me contó una vez, mi colombroño, el padre Pepe, que cuando estuvo en Colombia, todo el mundo le decía doctor, y él, muy preocupado, le dijo a un a amigo que porque le decían Doctor si él era sacerdote y el colombiano, muy suelto de hueso, le contestó: «no se preocupe padrecito que aquí a cualquier hijo de puta le dicen doctor”; me reí tanto con el padre Pepe, aquella mañana, que hasta ahora recuerdo, como si fuera ayer, esa deliciosa anécdota.

Pero, ¿por qué la traigo a colación?  es que me parece ridículo, absurdo e insensato que en cada campaña electoral se vuelva con el sambenito de que «fulanito no es doctor, que sutanito no es Doctor y que menganito no es Doctor, pero que sin embargo aparecen o se hacen llamar doctor ante la opinión pública».

Lo que no entienden, algunos mentecatos, es que, en el Perú y otros países de habla hispana, no solo se le dice doctor a quien tiene el grado académico del doctorado, bien merecido por supuesto, sino que en el habla popular e inclusive en el habla culta, se le llama de esa manera, principalmente, a los médicos, abogados, y también a las personas que tienen alguna autoridad, ya sea moral, eclesiástica, política o de alguna otra índole,

Por ejemplo, en mi caso, yo solo tengo el bachiller en derecho y el título de abogado, sin embargo, la gran mayoría de huaralinos me dicen Doctor, se imaginan ustedes, la tortura china que sería para mí, que desde que me levanto, a las 6 de la mañana, hasta que me acuesto, decirles a todos los que me saludan «un momentito yo no y soy doctor, dime abogado, o simplemente Pepe’, sería tan absurdo, tan estólido, tan insensato ir contra el habla popular.

Yo estoy seguro que, aquellos que critican al Dr. Díaz, al Dr. Cárdenas, al Dr. Lucho De La Lama, al Dr. Oriundo, al Dr. Roldán, porque le dicen doctor, o porque su propaganda dice Dr., estoy convencido que cuando se encuentran con un abogado o algún médico también le dicen, doctor. Y es que en el Perú todos nos doctoreamos, nos guste o no.

Pero así somos los huaralinos, queremos ser más papistas que el papa.

Como colofón, me da igual que me digan doctor, abogado o simplemente Pepe, pero si me gustaría, que algún día, me dijeran SEÑOR, es un título que pocos se lo merecen.

Empezó la guerra sucia en campaña electoral de Huaral, por Dante Pacheco

Opinión:

Dos hechos han marcado el inicio de la guerra sucia en la campaña electoral en la provincia de Huaral, el primer caso se dio en contra de Edwin Valdivia, candidato a la alcaldía de Aucallama, cuando el pasado 9 de junio, alguien suplantó la identidad del candidato y presentó ante el JNE su pedido de desafiliación porque supuestamente no quería participar de las elecciones, cosa que pasando las mil y una pena, Valdivia logró denunciar formalmente, evidenciándose que el Jurado no tiene el cuidado respectivo en filtrar la información de quienes realizan pedidos de esa naturaleza pues hasta le hicieron pagar por trámites que más bien le corresponderían al ente electoral y no a él.

Valdivia denuncia que, para el fin inconfesable de la usurpación y el supuesto pedido de desafiliación, el sujeto falsificó su firma, inscribo un correo electrónico igualmente falso, lo mismo que un número de celular que no es el que usa, una huella digital que no le corresponde y hasta un DNI caduco; estas evidencias las presentó ante el JNE, pero igual les hicieron la vida a cuadritos antes de sentir que su inscripción fue admitida. El tema es saber quién o quiénes están detrás de la maniobra asquerosa, porque una cosa es pretender encontrar alguna falla en la inscripción del candidato o de su lista o algún tipo de falencia, pero elucubrar todo un tinglado cometiendo el delito de usurpación, falsificación, adulteración, entre otros. Esa es la razón por la cual se debe investigar el asunto para dar con él o los responsables y sancionarlos de acuerdo a ley. Es verdad que la lid electoral de pronto se convierte en una guerra, pero donde debe de primar la razón y las ideas, es decir las propuestas y no apelar a la guerra sucia con hechos que lindan con lo delincuencial. Para satisfacción de propios y extraños, la candidatura DE EDWIN VALDIVIA POR PATRIA JOVEN sigue sin mayores problemas, recordando que este candidato goza de la preferencia de los aucalllaminos.

El segundo caso fue la tacha presentada contra el candidato a la alcaldía de Huaral, Fernando Cárdenas Sánchez a quien se denunciaba no haber consignado en su hoja de vida el haber sido director de la DIRESA de Lima Provincias en el año 2019. Es verdad que en este caso se omitió dicho dato, pero ello no amerita declarar improcedente la candidatura del candidato del torito, por lo que los personeros se encargaron de subsanar el problema y como lo señala la misma norma, dicha omisión era sujeto a ser solucionado con una simple anotación marginal en el documento respectivo.

Sin embargo, llama la atención de que el denunciante o el tachador presentasen el pedido, pero no adjuntase el comprobante de pago ante el Banco de la Nación, siendo que es requisito indispensable el pago de una tasa, por lo que uno se pregunta ¿sabía el denunciante el procedimiento o simplemente lo hizo por mortificar al candidato? Lo lamentable es que el ciudadano denunciante sea un cercano al grupo de la cholita, que si bien es cierto está en su derecho como ciudadano, deja entrever que quienes presentan tachas tienen un afán direccionado a sus eventuales rivales; ¿acaso no habría sido mejor presentar un nombre menos conocido o alejado a la cúpula de Unidad Cívica Lima en la provincia de Huaral? Los electores quieren conocer más de cerca las propuestas de los candidatos y no las zancadillas que empiezan aparecer… los resultados tienen que verse en la cancha.