Hay dos consejeros que hoy están pasando por agua caliente, y nos referimos directamente a Limsay Bernal y Arturo Uribe, quienes supuestamente representan a la provincia de Huaura ante el Consejo Regional. Sin embargo, en vez de fiscalizar, pareciera que su único trabajo es encubrir los casos de corrupción de Rosa Vásquez. No se pronuncian, no investigan y guardan un silencio que ya huele a complicidad.
Y ojo: Arturo Uribe es el presidente del Consejo Regional, pero más parece un acompañante de Rosa Vásquez que un fiscalizador. Siempre detrás de ella, siempre aplaudiendo, siempre justificando. ¿Dónde está la fiscalización? ¿O es que ya forman parte del mismo círculo de protección?
En el caso de Limsay Bernal, las cosas no son mejores. Según fuentes cercanas, últimamente está más ocupada en líos sentimentales que en cumplir con su labor de fiscalización. Dicen que el poder se le ha subido a la cabeza, y que su círculo cercano ya maneja puestos estratégicos, como su cuñado Jansen, quien ocupa una gerencia sin que nadie diga nada.
Limsay, quien antes de entrar a la política no llevaba precisamente una vida llena de lujos, ahora aparece rodeada de privilegios. Y justo en ese contexto, su mamá termina en la capitanía de Cajatambo organizando un fiestón. ¿Con qué plata? ¿De dónde salió? ¿Dónde está la fiscalía para iniciar una investigación?
Todo se complica más cuando se sabe que Limsay Bernal trabaja con la misma gente de la exconsejera María Pía, quien —por consejo de su asesor— traicionó a quienes la llevaron al cargo. Esos mismos asesores, viejos zorros en esto, son quienes hoy podrían estar detrás del blindaje a Rosa Vásquez, guiando a Limsay por el mismo camino.
ELLA, QUE DECÍA QUE NUNCA SE TRANSFORMARÍA EN LO QUE CRITICABA, TERMINÓ CONVERTIDA EN UNA COPIA DE AQUELLO QUE JURÓ ENFRENTAR.
Y si hablamos de Arturo Uribe, su caso es otro nivel. Como presidente del Consejo Regional, uno pensaría que sería firme, serio, vigilante. Pero no: más parece que le gustan los viajes, las fotos en ferias y los eventos sociales, mientras la fiscalización brilla por su ausencia.
Arturo Uribe, zorro viejo en la política regional, sabe perfectamente cómo se mueven los hilos. Y precisamente por eso su silencio pesa más. Porque calla. Porque encubre. Porque acompaña. Porque le conviene.
Hoy ambos están apañando varias cosas a Rosa Vázquez y la provincia de Huaura exige representantes que fiscalicen, no que aplaudan la corrupción y la acompañen de la mano.
Fuente: Diario El Chaski