‘Monstruo del Garrote’, el asesino serial que operaba en Huaral

El término “asesino en serie” fue presumiblemente acuñado por el agente Robert Ressler en los años 1970. La expresión asesino en serie entró al lenguaje popular en gran parte debido a la publicidad que se dio a los crímenes de Ted Bundy y David Berkowitz (“El hijo de Sam”), a mediados de esa década. Aunque una de las primeras veces que se usó ese concepto fue con el “asesino de los torsos” de Cleveland.

El término permite a los criminalistas y criminólogos distinguir a aquellos delincuentes, que matan a varias personas en un largo período.

Asesinos seriales en la historia

A pesar de que la existencia de asesinos múltiples es generalmente considerada un fenómeno contemporáneo, puede ser detectado a través de la historia, no obstante, con cierto límite de precisión.

Crímenes en Huaral
La tranquilidad de toda una comunidad se vio aterrada luego de darse a conocer una serie de crímenes sin razón lógica que estaban ocurriendo en la campiña de Huaral, lo que volvió a mantener en vilo a la población que acababa de superar una serie de crímenes que asolaron en este campo de agricultores 17 años antes.

Habían pasado 17 años desde que capturaron a Pedro Pablo Nakada, el “Apóstol de la muerte”, en Huaral. A él se le considera uno de los asesinos seriales más peligrosos del país con 25 víctimas en su haber. Sin embargo, nadie esperaba que el terror regresaría a esa región del norte de Lima, esta vez de la mano de Domingo Norabuena Espíndola, el “Monstruo del garrote”.

El monstruo de Huaral

A Domingo Norabuena se le atribuye al menos 15 asesinatos luego de que se le capturara e investigara. Sin embargo, al inicio solo había confesado cinco de ellos. Desde el año 2018 viene pasando sus días en la cárcel.

Sin embargo, la mototaxi es de gran importancia en este caso, fue en ese vehículo donde comenzó su carrera de asesino. Agarraba a personas ebrias que estaban fuera de fiestas o discotecas y las hacía abordar. Luego de robarles sus pertenencias, agarraba un garrote, ya sea de metal o madera, para matarlos y tirar sus cuerpos a un canal de regadío.

Según lo descrito por el mismo Norabuena cuando lo capturaron, detalló que únicamente asesinó a cinco personas durante su tiempo activo. La Policía verificó lo contado por el asesino y las denuncias corresponden al fallecimiento de Manuel Andrés Rojas de la Cruz (46), Teófilo Nieto Mendoza (55), Sergio Hugo Chirito Rosales (44), Eusebio Brandan Ulloa (55) y Marianella Jessica Moya Calderón (35).

Un año después, desde el 30 de enero de 2018, el Servicio de Inteligencia empezó a seguir los pasos del asesino. No fue hasta el 18 de marzo que la Policía Nacional logró capturarlo. Para ello, ya habían investigado la placa de la mototaxi y realizaron un operativo para agarrarlo in fraganti.

Domingo Norabuena, cuando se encontraba en una zona alejada de Huaral, recogió a Victoriano Parisca en un mercado. No obstante, los agentes, que ya lo estaban siguiendo en una moto lineal, lograron intervenirlo antes de que vuelva a cometer un nuevo asesinato.

En su perfil psicológico se le atribuyó que era “emocionalmente hostil, agresivo e impulsivo. De temperamento fuerte, insensato y temerario cuando se trata de alcanzar objetivos indeseables. No posee sensibilidad hacia la vida humana”. Actualmente, está pasando una condena de 35 años por los asesinatos cometidos.

El rostro del terror

Domingo Norabuena Espíndola se convirtió en el rostro del terror en Huaral con su macabro patrón de asesinatos nocturnos. En el año 2017, Huaral se despertaba diariamente con un sentimiento de miedo constante. En las áreas descampadas, aparecían cadáveres con signos de un macabro patrón, todos firmados por un mismo ejecutor. Este ciclo de terror fue instaurado por el ‘Monstruo del garrote’, identificado como Domingo Norabuena Espíndola. Acusado de 15 crímenes, su fría confesión solo admitió culpa en cinco de ellos. Su captura se produjo en un momento crítico, justo antes de que pudiera asesinar a garrotazos a una nueva víctima, por lo que dejó a toda una provincia con el aliento contenido.