Por Dante Pacheco
Un cartel que da cuenta de las obras de construcción del colegio Luis Subauste del río puntualiza que la duración de la obra tendrá un periodo de trescientos días útiles, lo que significa que si se colocó la primera piedra en agosto del 2023, el plazo se excedió y la construcción debió concluirse, pero esto no ocurre y da para mucho más porque ya se hacen los preparativos para pintar y efectuar obras de mantenimiento en el local provisional donde se encuentran, es decir que los pobres niños tendrán que soportar todas las incomodidades que significa estudiar en ese tipo de aulas.
A la fecha nadie explica el tema de por qué la demora en los trabajos o si existe una nueva forma de medir los días útiles. La región no le da importancia al asunto porque al parecer poco le interesa la educación, los padres de familia no reclaman y las autoridades de la Ugel tampoco tienen preocupación alguna.
A este ritmo de trabajo no serán trescientos días útiles sino seiscientos pues se avanza a paso de tortuga y ahora se pretende responsabilizar de la demora a las instalaciones eléctricas, lo que no es valedero porque cualquier contingencia debió de verse en su debido momento, la pregunta sería, ¿quién está detrás de la empresa constructora, acaso don Ramón?