Por Dante Pacheco:
Es una vergüenza la escalada sin límites que viene dando la prostitución callejera en Huaral, este cáncer que no supo enfrentar el gobierno local anterior a entrado a una especie de metástasis que se expande pero que en lugar de irse por los alrededores de la ciudad, cada vez se concentra en el Huaral cuadrado y particularmente en la plaza de armas donde las féminas sin ningún tipo de escrúpulos ofrecen sus servicios mostrándose en forma desvergonzada y obviamente sin ningún tipo de pudor, actos reñidos contra la moral que tienen que soportar todos los ciudadanos.

Es verdad que esta antigua profesión no está prohibida, todos sabemos que lo que se sanciona penalmente es el proxenetismo, pero también es verdad que nuestras autoridades están llamadas a proteger a los vecinos del espectáculo y de la propia acción del comercio sexual en pleno centro de la ciudad y para eso se requiere la acción policial a fin de que retiren o impidan la presencia de estas meretrices -en su mayoría extranjeras- que se han adueñado de nuestras calles. la policía sabe que existen formas de erradicar a estas mujeres, tan es así que cuando hizo su aparición el coronel Farías, prometió que limpiaría la ciudad de la prostitución callejera, pero su única acción fue solo flor de un solo día.

Lo primero que le recordamos es que tienen la capacidad de realizar operativos constantes para alejarlas del centro y segundo, conociéndose que la mayoría son extranjeras, resulta fácil solicitarles documentación formal de su presencia en el país y estamos seguros de que más del ochenta por ciento de estas féminas tienen documentación irregular y por lo tanto no solo dejarían nuestras calles si no que bien les podría enviar a migraciones para que ellos hagan lo que corresponde. De buena fuente se conoce que la situación legal de estas trabajadoras sexuales es irregular y lo ´único que tiene que hacer la policía es actuar como debiera, salvo que para no ejecutar la acción tendrían miles de razones. El cambio de Huaral debe empezar por limpiar su sala.