Es de absoluto dominio público que el Gobierno Regional de Lima que dirige la Sra. Rosa Vásquez está actuando de mala forma en contra del sector educación, particularmente de espaldas a los colegios de Huaral donde mantiene su actitud displicente ante la urgencia de construcciones de nuevas infraestructuras aun cuando el GORE es Unidad Ejecutora de los proyectos, los mismos que incluyen el contar con expedientes técnicos alcanzados en su momento.
Frente a esta situación, numerosas empresas privadas tenían interés de contribuir con el sector educación ejecutando las obras de construcción bajo la modalidad de Obras por Impuestos y en otros casos mostrando interés por colaborar directamente con planteles abandonados por el GORE y por el propio Gobierno Central, pero a raíz de la política mentirosa de la gobernadora estas empresas han decidido mantenerse al margen y no involucrarse en nada, entretanto tengamos en el poder al gobierno intermedio de la Sra. Vásquez como gobernadora.
El GORE, con su actitud de desprecio por la educación huaralina, no les hace daño a las autoridades, la afectación es directa en contra de los miles de estudiantes que tienen que soportar el dictado de clases en aulas precarias o en riesgo de colapsar o en condiciones deplorables en ambientes pre fabricados, incluyendo las falencias de las clases virtuales. Bajo esa perspectiva ya fueron engañados y seguirán esperando los alumnos del colegio Antonio Graña de Huando, Nuestra Señora del Carmen, San Martin de Retes, Los Naturales, Chancayllo, La Candelaria, Túpac Amaru de Pampa Libre, entre otros.
Los empresarios privados no tienen interés en establecer convenio con el actual GORE aunque persiste el interés de quienes están dispuestos a colaborar con este sector abandonado, caso de la minera COLQUISIRI, empresa que pretendió ser utilizada por los intereses particulares de la Gobernadora. La voluntad del empresariado privado esta incólume, dispuesto a servir a nuestros colegios, por lo que pedimos que el GORE no le siga haciendo daño a tanto alumnado que requiere de la buena voluntad de las empresas privadas, hoy sometidas a la desconfianza que el actual GORE genera entre ellos. Qué pena.