Por Dante Pacheco
Causó sorpresa la renuncia irrevocable a Fuerza Popular de la congresista Vivian Olivo, quien después de quince años de dedicación al fujimorismo abandonó sus filas argumentando problemas personales. No obstante, a la carta y a su postura de pasar a convertirse en no agrupada, creemos que más allá de su principal argumento está implícitamente revelada su indignación por el pago que le dan al no reconocer la dedicación que ella tuvo para con el Partido.
Lo cierto es que la Parlamentaria fujimorista, de la noche a la mañana, fue desplazada del puesto de candidata al próximo congreso, del número 1 de Lima provincias y colocada en el puesto 3, obviamente a ella no le pareció correcto en base a su activa militancia en el fujimorismo, abonando a su decisión el hecho de que Fuerza Popular colocarse en su reemplazo-en el número 1- a Gisela Andrade Salguero, esposa del alcalde de Chancay Juan Álvarez. Nadie entiende cómo es que una persona que ya fue congresista y que llegó fortuitamente al fujimorismo, o mejor dicho ayudada por su esposo, al término de su labor congresal pasó a la vida doméstica, sin actividad partidaria y de pronto la coloquen en lugar preponderante en la lista de pre candidatos al Parlamento. Esta sería la razón por lo que Vivían Olivo tomó la determinación de abandonar las filas de un Partido donde salta a la vista la ingratitud y la deslealtad.
De otro lado, no sabemos qué hilos se mueven detrás de la determinación fujimorista puesto que ahora el esposo de Gisela es el candidato del APRA al Gobierno Regional de Lima. No sabemos qué puede estar pasando por cuanto, inclusive, existe la posibilidad de que Juan Álvarez sea sentenciado en segunda instancia y su imagen a favor de la esposa no tenga ningún tipo de valor… a qué juegan los fujimoristas.