Arzobispo de Lima y su mensaje en misa solemne : “Hay muertes que esperan justicia y reparación”

Durante la misa y Te Deum de este 28 de julio, el arzobispo de Lima hizo hincapié en las muertes ocurridas durante las manifestaciones en el país. La autoridad eclesiástica indicó que las familias buscan justicia tras meses de lucha.

“Parece que no se dieran cuenta de que nuestro pueblo existe, sufre (…) el Perú de hoy todavía no ve la luz. Por eso, desde mi misión me corresponde hacer, con todo respeto, a dirigirme a las máximas autoridades del país a dar la cara a nuestros desaciertos. Hay muertes que esperan justicia y reparación”, dijo el arzobispo de Lima.

Finalmente, el monseñor Carlos Castillo instó a las autoridades a reconocer sus errores y tomar decisiones que no afecten a la población más vulnerable del país.

¿Qué es la misa Te Deum?

Te Deum (castillanizado como ‘tedeum’) es una frase latina que traducida al español significa «A ti, Dios» y constituye un antiguo himno de alabanza. También representa la acción de gracias a dicho ser divino. Aquí radica la importancia de este agradecimiento al Todopoderoso por la independencia del Perú porque evidencia el lazo entre el Estado y la Iglesia Católica.

Por estos motivos, cada 28 de julio —excepto los últimos tres años por la pandemia de la COVID-19— las estatuas de Jesús y los apóstoles adornan la fachada de la Catedral de Lima, cuya primera construcción comenzó en 1535 con la fundación de Lima por Francisco Pizarro y ahora reciben a las máximas autoridades del país que asisten al oficio católico.

Pedro Castillo y la sutil manera con la que el arzobispo le habría pedido su renuncia al presidente

Como es tradición en cada 28 de julio, el monseñor Carlos Castillo Mattasoglio realizó su tedum tradicional por la misa de Fiestas Patrias. En este mensaje, realizó una reflexión acerca de la situación política que vive el Perú y habría aprovechado para decirle de forma sutil al presidente Pedro Castillo que dé un paso al costado.

El arzobispo recordó la carta que le envió Don José de San Martín a Simón Bolívar el 29 de agosto de 1822, en la que le informaba que renunciaba a la campaña libertadora del Perú para darle paso al general venezolano:

“Don José comprendió que para lograr el bien común del Perú había que hacer un acto adecuado y justo de desprendimiento que permitiera una acción efectiva que culminase la guerra. Por ello, decidió algo más hondo todavía: retirarse para dar paso a quien tuviera las fuerzas preparadas para que no retrocediera el proceso libertario republicano”, mencionó Castillo Mattasoglio.

Posteriormente, el monseñor se dispuso a leer textualmente un fragmento de la carta:

“Estoy íntimamente convencido que sean cuales fueren las vicisitudes de la presente guerra, la independencia de la América es irrevocable; pero también lo estoy de que su prolongación causará la ruina de sus pueblos, y es un deber sagrado para los hombres a quienes están confiados sus destinos evitar la continuación de tamaños males”.

“En fin, general, mi partido está irrevocablemente tomado. Para el 20 del mes entrante, he convocado el primer congreso del Perú y, al día siguiente de su instalación, me embarcaré para Chile”.

A continuación, el Arzobispo realizó la siguiente reflexión, la misma que fue un mensaje mucho más directo para el jefe de Estado: “¿Acaso no es también urgente hoy ese desprendimiento? ¿Acaso no extrañamos la presencia de esa generocidad en toda la dirección nacional? (…). Enorme crisis política con fondo viral de corrupción, encubrimiento al servicio de intereses particulares”.