Por Dante Pacheco
La frase parece que fue ayer, nos viene a la cabeza cuando recordamos que, en 1999, un 25 de junio se declaró a la ciudadela de RÚPAC como Patrimonio Cultural de la Nación, un legado arqueológico de la cultura de los Atavillos, la misma que se ubica en el distrito de Atavillos Bajo, Provincia de Huaral.
La maravilla arqueológica atavillana fue promocionada con fuerza por la entonces Regidora provincial Rosa Elena Balcázar en la gestión última del Dr. Melchor Cárdenas, el mismo que brindó todo el apoyo a fin de que se logre con el cometido de que los especialistas del Instituto Nacional de Cultura, congresistas y todas las autoridades de la época extendiese sus miradas a esta ciudadela que desde entonces era reconocida como la Macchu Picchu limeña; Los estudios pertinentes permitieron reconocer que se trataba de un centro arqueológico muy bien conservado con edificaciones de piedra, incluido sus techos adobados y de dos pisos, ubicado sobre el pueblo de San Juan -La Florida a más de tres mil quinientos metros sobre el nivel del mar, Los arqueólogos destacaron en sendos comentarios la importancia de este complejo que trascendió y permaneció en el tiempo como un monumento de la capacidad de los atavillanos que utilizaron la ciudadela como un punto estratégico para dominar geográficamente la zona, convertirse en lugar inaccesible, en virtud de lo cual se salvó de la depredación y hoy se mantiene casi intacto.
La preocupación nuestra es del por qué, el esfuerzo por lograr que fuese declarada como Patrimonio Cultural de la Nación no fue aprovechada por las autoridades posterior a la década de los 90, puesto que ese paso fue significativo para lograr que en algún momento las autoridades respectivas puedan poner en valor dicho Patrimonio; han pasado más de dos décadas de ese momento histórico y nada se ha hecho al respecto, solamente declaraciones que terminan en ofrecimientos, pero nada en concreto. Recordamos que nuestro paisano Roberto Sánchez, cuando fue ministro de Turismo prometió un presupuesto a fin de trabajar los accesos a la ciudadela, además de su infraestructura turística, hotel y otros, sin embargo, todo quedó en palabras. Ojalá que las actuales autoridades locales tengan mayor preocupación sobre temas culturales y particularmente con RÚPAC, sitio que podría convertirse en centro de atracción turística con impresionantes resultados, creemos que solo falta voluntad política. No permanezcamos indolentes ante la maravilla que tenemos y que no se siga aprovechando el nombre de Macchu Picchu limeño por otras provincias que se han atrevido a instalar réplicas que hoy captan la atención de turistas cuando somos nosotros en Huaral quienes tenemos un legado impresionante que solo requiere de que se le ponga en valor.




