El colapso del puente de Chancay

Por Francisco Diez-Canseco Távara

El colapso del puente de Chancay en dos ocasiones —marzo de 2023 y febrero de 2025— es una dolorosa evidencia del grado de descomposición y desgobierno que padece el Perú. En ambas tragedias hubo advertencias, alertas técnicas, reclamos ciudadanos y pedidos de intervención. Y en ambas, la respuesta fue la misma: abandono, negligencia y corrupción.

El primer derrumbe, en marzo de 2023, se produjo cuando un camión de carga pesada cruzaba la estructura. El vehículo cayó al río y su conductor murió. La causa: falta de mantenimiento y una estructura envejecida —de más de 50 años— que nunca fue reemplazada. Autoridades como Provías Nacional y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) eludieron sus responsabilidades, limitándose a promesas vagas y reparaciones superficiales.

Dos años después, el 13 de febrero de 2025, el puente volvió a ceder. Esta vez con consecuencias aún más trágicas: tres muertos y más de cuarenta heridos, tras el desplome de un bus interprovincial y un auto particular. El desastre ocurrió casi en el mismo punto del colapso anterior. ¿La causa? Socavación de los cimientos por el río Chancay, lluvias intensas y —una vez más— inacción gubernamental. Ositrán concluyó que el diseño estructural ya no era seguro y que el puente requería ser reemplazado totalmente. Pero nadie actuó.

¿Quién responde por las vidas perdidas? ¿Quién fiscalizó? ¿Dónde están los informes técnicos? ¿Y por qué no se construyó un nuevo puente después del primer colapso?

Este caso no es una simple tragedia de infraestructura: es un reflejo de un Estado que ha sido capturado por mafias políticas y tecnocráticas que no sienten responsabilidad por el bien común. Lo que ocurrió en Chancay no es un accidente, es un crimen de omisión.

El estado actual de la Panamericana Norte en ese tramo es un caos: desvíos improvisados, demoras de horas, perjuicio a transportistas, comercios y ciudadanos. Mientras tanto, las promesas de “puentes modulares” y soluciones de emergencia apenas son paliativos frente a una negligencia estructural.

Las responsabilidades deben investigarse y sancionarse, caiga quien caiga. No se trata de buscar chivos expiatorios, sino de romper el ciclo de impunidad que destruye la confianza pública. El colapso del puente de Chancay simboliza algo más profundo: la caída de la autoridad y del sentido mínimo de Estado.

(*) Presidente de Perú Acción

Presidente del Consejo por la Paz

MTC afirma que nuevo puente de Chancay está listo, pero espera autorización de Fiscalía

El ministro César Sandoval aseguró que el nuevo puente modular destinado a reemplazar la infraestructura colapsada en Chancay ya está listo para ser instalado y permitir el restablecimiento del tránsito vehicular. No obstante, indicó que aún falta la luz verde de la Fiscalía para proceder con los trabajos, debido a que la zona permanece bajo custodia como parte de una investigación en curso.

El titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones explicó que el puente provisional permitiría aliviar la congestión vial y reactivar el flujo logístico hacia el megapuerto en construcción, pero que cualquier acción debe respetar los protocolos legales. “Estamos listos para instalar el puente, pero necesitamos la autorización de la Fiscalía para intervenir en el área”, declaró.

Mary Mollo, especialista en gestión de riesgos, advirtió que las demoras en la instalación del nuevo puente podrían generar complicaciones adicionales, tanto en la movilidad local como en la seguridad vial. “Un retraso prolongado no solo afecta el transporte, sino que incrementa el riesgo de accidentes y desabastecimiento en zonas aledañas”, señaló.

PUENTE COLAPSADO

Como se recuerda, el puente anterior colapsó semanas atrás, afectando severamente la conectividad en Chancay, una localidad clave por su cercanía al megaproyecto portuario. Mientras tanto, las autoridades locales insisten en que la coordinación interinstitucional es esencial para una solución inmediata y segura.

Hasta cuando el puente de Chancay

Por Dante Pacheco

Para nadie es un secreto los problemas que en materia de transitabilidad que provocó la caída del puente Chancay, el congestionamiento fue atroz, los daños irreversibles fueron mayúsculos, resultando perjudicados nuestras ciudades costeras, principalmente Huaral, no obstante a conocer todo ello, ni el Ministerio de Transportes, ni NORVIAL se han preocupado por colocar el segundo puente generando en fechas importantes problemas de circulación de los vehículos que tienen que hacer largas colas para pasar de un lugar a otro en la congestionada Panamericana Norte.

Este problema no parece interesarles a las entidades mencionadas porque aun cuando se aseguró que la infraestructura seria colocada en la brevedad del caso esto no ha ocurrido y al parecer no ocurrirá. Se dijo oficialmente que inmediatamente después de que el puente que quedó fuese demolido, entonces en diez días se colocaría el nuevo módulo provisional pero lamentablemente el puente que quedó en muy mal estado no ha sido derruido y por lo tanto el transito se da por un solo módulo provocando largas colas cuando crece la presencia de vehículos que circulan por la zona.

Analizando la situación podría ser que el  puente no necesita de ser reemplazado, pero en todo caso debiera ser puesto al servicio del tránsito y si realmente no está en condiciones de reaperturarse, entonces que se espera para proceder a su demolición y reemplazo inmediato… incapacidad, desidia o mezquindad por parte de NORVIAL que no desea invertir aun cuando ellos siguen llevándose la torta completa olvidándose de las obligaciones que tiene de mantener como corresponde esta carretea… hasta cuándo.